Materiales vocacionales

A los sacerdotes, religiosos /as, catequistas, educadores... ante el nuevo curso de Pastoral vocacional

            El Equipo de Pastoral vocacional del Seminario de San Pelagio de Córdoba tiene como objetivo animar a todos los agentes de pastoral en la promoción vocacional. Todas las actuaciones que emprendamos son necesarias, "es cierto que la Iglesia tiene o tendrá las vocaciones que necesita" y que es Dios quien llama, pero tampoco es menos cierto que es una preocupación de la que todos nos debemos sentir responsables, proyecto que nos invita sincera y lealmente a implicarnos. Una Iglesia que quiera ser evangelizadora y misionera no sólo ha de anunciar y vivir el Evangelio ahora sino que también ha de prever y preparar desde el actual presente el mañana y la siguiente generación.

             “Precisamente porque la falta de sacerdotes es ciertamente la tristeza de cada Iglesia, la pastoral vocacional exige ser acogida, sobre todo hoy, con nuevo, vigoroso y más decidido compromiso por parte de todos los miembros de la Iglesia, con la conciencia de que no es un elemento secundario o accesorio... de la pastoral global de la Iglesia” (P.D.V. 34). Es en definitiva, una cuestión vital para la comunidad eclesial, la cual se ha de preguntar: ¿Quiénes y cuántos serán los evangelizadores del mañana?  Esto nos lleva a la urgente preocupación de la promoción vocacional al sacerdocio ministerial, dado que la "vocación sacerdotal es un don de Dios, que constituye ciertamente un gran bien para quien es su primer destinatario, pero es también un don para toda la Iglesia, un bien para su vida y misión. Por eso la Iglesia está llamada a custodiar este don, estimarlo y amarlo. Ella es responsable del nacimiento y de la maduración de las vocaciones sacerdotales. En consecuencia, la pastoral vocacional tiene como sujeto activo, como protagonista, a la comunidad eclesial como tal, en sus diversas expresiones: desde la Iglesia Universal a la Iglesia Particular y, análogamente, desde ésta a la parroquia y a todos los estamentos del Pueblo de Dios". (P.D.V.41).

             Hace unos años afirmábamos que no sólo había crisis de vocaciones sino también de "vocantes", de aquellos que den un testimonio apasionado de su propia vocación, quizás porque los avatares de la historia nos llevan a perder el ardor primero o quizás porque hemos considerado que era una tarea específica de un grupo determinado. La verdad es que el cuidado de las vocaciones es una tarea de todos: "el deber de fomentar las vocaciones afecta a toda la comunidad cristiana, la cual ha de procurarlo, ante todo, con una vida plenamente cristiana". (O.T.2)

             Por ello, el Seminario de San Pelagio alberga en sus miembros el deseo expreso de ser agentes que susciten, acompañen y disciernan las posibles vocaciones al ministerio presbiteral, ya que podemos estar hablando de una institución especializada para llevar a cabo esta tarea en la diócesis. 

Desde el año 1980 el Seminario de San Pelagio, ha procurado unificar y sistematizar diversas acciones que en la actualidad nos llevan a afirmar que tenemos un proyecto de pastoral vocacional, que se ha ido fraguando en el tiempo y que sigue dando buenos frutos.  Los agentes de las mismas están siendo los seminaristas y formadores, así como todos los miembros de la diócesis que generosamente se ofrecen en cada comunidad a participar de las actividades vocacionales. 

            Ante esto, el Seminario de San Pelagio, con nuevo ardor e ilusión, no ha cesado en su esfuerzo en la tarea vocacional sino que,  viéndose obligado por la reforma de la enseñanza, abrió sus puertas a todos aquellos chicos que acaban 6º PRIMARIA e iniciarían, en el año próximo, el primer ciclo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Es posible que alguien pueda albergar en su interior el planteamiento de que éstos aún son pequeños para vivir en un internado y ver con claridad su futuro; pero tampoco podemos olvidar que “como demuestra una larga experiencia, la vocación sacerdotal tiene, con frecuencia, un primer momento de manifestación en los años de la preadolescencia o en los primerísimos años de la juventud” (P.D.V., 63).

            Esperar la incorporación de éstos al período del nuevo Bachillerato LOGSE, que consta tan sólo de dos cursos, debilitaría la misión del Seminario y el fruto que obtienen en su período de formación. Ya que el Seminario Menor “en su propuesta educativa tiende a favorecer oportunamente y gradualmente aquella formación humana, cultural y espiritual que llevan al joven a iniciar en el Seminario Mayor con una base adecuada y sólida” (PDV. 63)

            Por ello, apostar por el Seminario Menor es apostar sobre seguro como una larga y dilatada experiencia demuestra. Hoy por hoy, las estadísticas confirman que no sólo “el índice de ordenaciones provenientes del Seminario Menor en relación con los ingresos no ha disminuido respecto a otras épocas” (cfr.VASM 28), sino que en nuestra diócesis, en los últimos años, aumentaron dicho número y que los miembros que se preparan en el Seminario Mayor en un 66% proceden del Menor. 

            Dichos frutos son el resultado de la acción amorosa de Dios y de la colaboración humana, que se concreta en la acción testimonial del sacerdote –medio privilegiado-, en la pastoral diocesana y en todas aquellas actividades vocacionales que desde el Seminario de San Pelagio se proponen: Mes de la Vocación, Preseminario, Día del Monaguillo, Colonias Vocacionales y el internado. En esta línea, el Papa Juan Pablo II, nos recuerda hoy que “se ha de hacer ciertamente un generoso esfuerzo –sobre todo con la oración insistente al Dueño de la mies- en la promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida de especial consagración. (...) es necesario y urgente organizar una pastoral de las vocaciones amplia y capilar, que llegue a las parroquias, a los centros educativos y familias, suscitando una reflexión atenta sobre los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente cuando pide la total entrega de sí y de las propias fuerzas para la causa del Reino” (NMI nº 46). Por ello el Seminario de San Pelagio ha apostado por aunar esfuerzos en un proyecto concreto: impulsar la actividad vocacional del PRESEMINARIO.

             La experiencia de estos años nos demuestra que esta iniciativa es la mejor manera de que los chicos se acerquen al Seminario Menor, lo conozcan y se preparen a un posible ingreso como internos. Actualmente unos 20 muchachos participan en esta actividad cada mes, y de los que este año han entrado internos al Menor casi todos vinieron al PRESEMINARIO el año pasado. 

En esta apuesta por el PRESEMINARIO vosotros (sacerdotes (principalmente), catequistas, educadores,...) tenéis un lugar muy destacado: 

-Los documentos de la Iglesia insisten en que las estadísticas hechas entre los seminaristas actuales siguen mostrando que el factor decisivo en su opción vocacional ha sido un sacerdote. (cfr.VASM 32) 

-En el Encuentro de Delegados Diocesanos de Pastoral Vocacional celebrado en 1998, Juan María Uriarte, Obispo de San Sebastián, recordaba el texto magisterial que dice: "Todos los sacerdotes son solidarios y corresponsables con el obispo en la búsqueda y promoción de las vocaciones presbiterales... Este deber pertenece a la misma misión sacerdotal" (P.D.V. 41d) 

 Concretaba así, monseñor Uriarte, las tareas propias del sacerdote en la pastoral vocacional: concienciar a la comunidad parroquial; el contacto directo con los padres para animarlos en la responsabilidad, que como creyentes tienen, de presentar y favorecer la posible opción sacerdotal de su hijo; la invitación general a los niños y jóvenes y singular a aquellos que parezcan más aptos; así como la sensibilización a catequistas y profesores de religión de la importancia de la opción vocacional en la formación cristiana.(cfr. PVS. 43-44) 

El PRESEMINARIO, actividad que, como en otras diócesis, venimos realizando en Córdoba, quiere ser una experiencia de acompañamiento vocacional específico, sin vivir en el internado del Seminario, para niños y adolescentes que manifiesten signos vocacionales. Estos encuentros tienen sentido cuando se tiene Seminario Menor, como tiempo de discernimiento y maduración antes de la incorporación como interno. 

            El proyecto formativo del grupo del PRESEMINARIO se apoya en cinco pilares: el propio niño o adolescente, que se compromete libremente; la familia, que colabora con el proyecto; la parroquia, en la que siguen participando y profundizando en su fe; el mismo grupo vocacional con participación en los encuentros mensuales de fin de semana, retiros, colonias vocacionales, celebraciones y otras actividades; y el acompañamiento personal por parte de los sacerdotes del Seminario Menor San Pelagio. 

            Los contenidos y la metodología tienen como objetivo una formación integral cristiana con orientación vocacional: el desarrollo de la vida espiritual y sus medios, la responsabilidad en el estudio, la integración y colaboración en la parroquia, la práctica de las virtudes humanas y cristianas, la participación en la vida familiar, la sensibilidad a los problemas del mundo, el conocimiento y cultivo de la vocación personal. 

            En nuestras manos como sacerdotes están, en gran parte, las futuras vocaciones. La inmensa mayoría de nosotros dimos el primer paso por el ejemplo o invitación de algún sacerdote. Ahora somos nosotros el medio por el cual Dios convoca a otros a seguirle. Desde aquí nos queda pedir al Señor que os asista con su gracia en el ejercicio del ministerio. 

Para que todo esto sea factible el Grupo de Pastoral Vocacional del Seminario de San Pelagio, cuyos miembros son los formadores del Seminario y cuatro seminaristas mayores, tiene la intención de acercarse a cada arciprestazgo con el fin de que nos orientéis en las posibilidades concretas para fomentar esta actividad vocacional, y a ser posible, programar juntos acciones concretas: especialmente entorno a niños de entre 10 y 14 años, tanto en catequesis como en celebraciones o en otros momentos convenientes. 

Por ello, desde el Seminario Menor, nos ponemos a vuestra entera disposición y os animamos a colaborar en esta tarea que seguro os apasiona. 

 

En nombre del Equipo de formadores y de los seminaristas mayores y menores, recibid un fuerte abrazo en el Señor.


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